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NAVIDAD DULCE NAVIDAD

Os parecerá demasiado simple este escenario y más pensando que es para celebrar la Navidad en el colegio. Pero como estoy seguro que vosotros lo haréis mejor, pues eso que no he querido gastarme las neuronas.

Obra escrita el año 2.004 y representada por los niños de primer ciclo en el Colegio de Peñuelas para celebrar la Navidad de ese año. Es una modificación de otra que dos años antes había escrito y representado por los niños de Fuensanta.

COMPETENCIA. SOCIAL Y CIUDADANA. La enseñanza que quiero trasmitir con esta obra es que la generosidad y el amor deben ser las virtudes que presidan el espíritu de las Navidades. Si vaciamos las fiestas de estas virtudes y nos quedamos sólo con lo folclórico y popular habremos matado el verdadero espíritu de la Navidad.

VOCABULARIO
Aldeano, empadronarse, emperador, incienso, lavandera, mirra, portal, posada, tomillo.

DIFICULTAD. Pensada para niños de ciclo medio

DURACIÓN APROXIMADA. Quince minutos

ESCENARIO
Dibujamos un gran mural en papel continuo para ambientar el escenario. En ese mural se veía un paisaje de tipo desértico con palmeras, dunas de arena y un pueblecito antiguo.
Con papel de embalar marrón y con un armazón de madera hicimos algo parecido a una cueva o establo. Allí colocamos a los niños que hacían de Virgen y San José con una cuna-pesebre para el niño.
PERSONAJES
NARRADOR.- Niño o niña que lean bien.
PREGONERO I.- Niño disfrazado de romano. Ahora con ver la serie de Viriato lo tenéis fácil

VIRGEN MARÍA.- Niña vestida con túnica y caracterizada de Virgen.
SAN JOSÉ.- Niño vestido con túnica oscura, un bastón y maquillado de hombre maduro con barba.
ANGEL.- Niño o niña disfrazado de ángel.
PASTORES Y OTROS.- Aquí englobamos a diez o doce niños y niñas disfrazados de pastorcillos, lavanderas, leñador, molinera, aldeanos y todos los que se quieran incorporar. Pueden ir con trajes típicos de cada región o comarca.
PREGONERO II.- Niño disfrazado de pregonero oriental, con turbante. Anuncia la llegada de los Reyes Magos.
REYES MAGOS.- Tres niños disfrazados de los tres Reyes Magos.
(Se pueden incluir pajes para los reyes u otros personajes que se consideren oportunos.

" NAVIDAD,DULCE NAVIDAD"


ACTO I

PRESENTADOR.- Vamos a dar comienzo a la representación de la Navidad que los niños y niñas del primer ciclo hemos preparado. Os pido por favor que guardéis silencio para que podamos escuchar lo que dicen los personajes.
NARRADOR. - En aquel tiempo el emperador romano Cesar Augusto dio la orden de que todos sus súbditos de la provincia de Galilea deberían empadronarse cada uno en su lugar de origen. Por eso un hombre llamado José y una mujer llamada María tuvieron que hacer un viaje para empadronarse en la ciudad de Belén que era la ciudad de la que procedían.

JOSÉ.- Mira María, ya llegamos a Belén. ¿Te gusta? Es una ciudad muy bonita.
MARÍA.- Si es bonita pero José ¿Has buscado alguna posada donde podamos pasar la noche?
JOSÉ.- Sí, he buscado por lo menos en tres o cuatro posadas.
MARÍA.- ¿Y en cual nos vamos a quedar?
JOSÉ.- Pues (Se rasca la cabeza) me parece que en ninguna.
MARÍA.- ¿Qué dices? ¿Cómo que en ninguna?
JOSÉ.- Sí, porque como somos pobres me han echado de todas de una patada en el culo.
MARÍA.- Entonces. ¿Dónde vamos a pasar la noche? ¿No querrás que nos quedemos aquí en medio de la calle?
JOSÉ.- No mujer, ya encontraremos algún sitio.
MARÍA. – Mira ahí hay otra posada, anda y pregunta a ver si tienen sitio para nosotros.
JOSÉ. – Bueno, como tu quieras voy a probar otra vez. (Llama a la puerta)
POSADERO. - ¿Quién llama a estas horas?
JOSÉ. – Soy yo, necesito que me dejes entrar en la posada para pasar esta noche.
POSADERO. – Muy bien y ¿cuántos venís?
JOSÉ. – Venimos mi mujer y yo solamente.
POSADERO. - ¿Traéis dinero?
JOSÉ. – No, no tenemos dinero porque somos pobres.
POSADERO. – Pues creo que está todo ocupado, iros de aquí y no me molestéis más.
POSADERA. – No seas así hombre, déjalos que se queden no ves que no tienen donde ir.
POSADERO. – Nada, nada si no pagan aquí no se quedan.
POSADERA. – Mira que eres tacaño, podías dejarlos esta noche.
POSADERO. – Tú, te callas y no te pongas de su parte y ahora te vas a la cocina. ¿Quién es el hombre aquí?
POSADERA. – Vale, vale.
JOSÉ. – ¿No le da a usted pena? ¿Déjenos quedar esta noche!
POSADERO. - ¡Fuera de aquí pedigüeño! (Le da una patada en el culo)
JOSÉ. – Ya te lo dije María, no hay manera.
MARÍA.- Pues lo tenemos mal porque además creo que el niño Jesús ya viene de camino.
JOSÉ.- ¡Anda, lo que nos faltaba! ¡Va a nacer el niño Jesús. Ya se me había olvidado!
MARÍA. - ¡Pero como se te puede olvidar una cosa así?
JOSÉ. – Pues es verdad con el ajetreo del viaje y preparar las maletas se me había olvidado que iba a nacer el niño Jesús.
MARÍA.- ¡Qué cruz de marido! Es que no te enteras de nada. Vamos a ver y ahora ¿qué hacemos? ¿Dónde nos refugiamos? Además con el frío que hace.
JOSÉ.- Mira, ahí hay un portalito abandonado.
MARÍA.- ¿Ahí? No querrás que nazca ahí el niño Jesús.
JOSÉ.- Y yo que quieres que haga si no encuentro otra cosa. Dile al niño Jesús que nazca otro día.
MARÍA.- ¿Qué dices? ¿No sabes que esta noche es Nochebuena? Tiene que nacer esta noche.
JOSÉ.- Bueno. Pues vamos a meternos en este portal. Será que Dios quiere que nazca aquí.
(Se colocan dentro del portalillo y se sientan en sillas forradas con tela)
MARÍA.- José Bueno no te preocupes. ¿Sabes lo que he soñado esta noche?
JOSÉ.- ¿Qué soñaste?
MARÍA.- He soñado que un rey me regaló una corona de oro.
JOSÉ. – Lástima que sea un sueño y no sea de verdad porque seríamos ricos.



ACTO II

NARRADOR.- Y así fue como se tuvieron que refugiar en un establo abandonado sin más compañía que una mula y un buey. A media noche nació el niño Jesús. La Virgen lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Entonces Dios mandó a un ángel para que anunciara a los pastores que Jesús había nacido.

(El ángel se colocará en un extremo del escenario sobre una mesa tapada como si fuera una montaña. Los pastores se colocan a los pies de esa imaginaria montaña acostados en el suelo, haciéndose los dormidos)

ÁNGEL.- ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!
PASTOR I.- ¡Déjanos dormir! ¿No ves que todavía es de noche?
ÁNGEL.- ¡Despertad, despertad!
PASTOR II. – ¿Será pesado el tío!
PASTOR III.- ¡Así no se puede dormir tranquilo! ¿Quién eres y por qué das esas voces?
ANGEL.- Yo soy un ángel del cielo y he venido para anunciaros que ha nacido el niño Jesús.
PASTORA I.- Venga. No seáis perezosos. Levantaos y vamos a ver al niño Jesús.
PASTORA II. - ¿Y dónde ha nacido si puede saberse?
ÁNGEL. – Muy cerca de aquí a las afueras de Belén en un portalito abandonado.
TODOS LOS PASTORES. - ¡Venga vamos a verlo y le llevamos regalos!
(Los pastores se levantan del sitio donde estaban acostados y se ponen en fila para ir a ver al niño)
NARRADOR.- Y así fue como los pastores y aldeanos de aquellos campos fueron los primeros en ir a ver al niño Jesús y le llevaron regalos de lo que ellos tenían en sus casas. Los primeros que llegaron fueron unos pastores muy jóvenes.



PASTORES.- En el rebaño tenemos
ovejas y corderitos
y para que juegue el niño
le traemos un perrito.

(Le deja su perrito en el suelo cerca del niño Jesús y sale del escenario. A continuación se acerca una niña que hace de molinera)
NARRADOR.- A continuación llegaron las molineras.

MOLINERA.- Somos las molineras
Y le traemos del molino,
para que le hagan al niño pan,
blanquita harina de trigo.
(Dejan la harina en el suelo y se va)

NARRADOR.- Después llegaron otros pastores que traían muchos regalos.

PASTOR II.- A este niño tan bonito
le vamos a regalar
para que crezca gordito
leche queso y mazapán.

(Deja sus regalos en el suelo y sale del escenario)
NARRADOR.- Poco después llegaron unas aldeanas que venían de su parcela.
ALDEANA.- Como somos aldeanas
y venimos de la parcela
le traemos leche de cabra
para que le hagan la cena.

NARRADOR.- Después vinieron unos leñadores cargados con un haces de leña.
LEÑADOR.- Somos los leñadores
Y venimos del bosque con leña
para que le hagáis una hoguera
y entre el niño en calor.

(Hace lo mismo que los anteriores. Deja su regalo en el suelo y sale de la escena)
NARRADOR.- A continuación llegaron dos lavanderas que traían la ropa limpia.
LAVANDERAS.- Del río venimos las lavanderas
de lavarle al niño los pañales
y de tenderlos al sol en la era
sobre tomillos y rosales.

(Dejan su ropa en el suelo y se van. Se puede continuar con más pastores)

ACTO III

NARRADOR.- Cuando los pastores terminaron de adorar al niño y ofrecerle sus regalos, llegaron procedentes de países muy lejanos tres Reyes Magos que querían ofrecerle al niño oro, incienso y mirra.

(El cortejo de los Reyes viene desde el fondo del salón de actos, cruza por el pasillo del centro y se dirige hacia el escenario. Encabeza la comitiva un pregonero vestido a estilo oriental y con una trompeta. El pregonero toca la trompeta y dice:
PREGONERO II.- Dejen paso a sus majestades los Reyes Magos de Oriente (Así llegan al escenario y vuelve a hablar el pregonero)
PREGONERO II.- (Toca la trompeta y dice) Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente va a adorar al niño Jesús y a ofrecerle sus regalos.
GASPAR.- Yo soy el rey Gaspar y le voy a regalar al niño este incienso, porque el incienso es para los dioses y el niño Jesús es Dios.
(Ofrece al niño su regalo)
BALTASAR.- Yo soy el rey Baltasar y le regalo al niño este frasco de mirra, que es un perfume y que significa que este niño a la vez de Dios será hombre.
(Ofrece al niño su regalo)
GASPAR. – Baltasar ¿Has visto al rey Melchor?
BALTASAR. – Si venía delante de mí pero se encontró con unos pobres y se entretuvo dándoles cosas.
GASPAR. – Mira parece que viene por allí.
(Llega el hada de la Navidad)
BALTASAR. – Esta no es el rey Melchor.
GASPAR. - ¿Tu quién eres?
HADA. – Soy el hada de la Navidad.
GASPAR. – Nosotros estamos esperando al rey Melchor que no acaba de llegar. ¿No lo has visto por el camino?
HADA. – Sí que lo he visto.
BALTASAR. - ¿Y dónde estaba?
HADA. – Cuando yo lo vi se quedó repartiendo limosna a los pobres.
GASPAR. – Pero bueno, tendrá mala cabeza, si tenía que venir corriendo a adorar al niño Jesús. ¡Cómo es posible que se le haya olvidado!
HADA. – No se le ha olvidado, lo que pasa es que como es tan bueno está repartiendo todo su dinero entre los pobres. ¡Miradlo ya viene por allí!
(Llega el rey Melchor)
BALTASR. – Venga tío, mira que eres tardón, con poco más y te dan las uvas.
GASPAR. – Además te recuerdo que tienes que adorar al niño Jesús que para eso hemos venido.
(Melchor se arrodilla en el suelo y adora al niño pero no le da nada)
BALTASAR. - ¿Tú Melchor, no le regalas nada al niño?
GASPAR.- Eso, tú, deberías regalarle al niño oro simbolizando que será rey.
MELCHOR.- Yo pensaba regalarle al niño mi corona de oro pero...
GASPAR y BALTASAR.- ¿Pero qué?
MELCHOR.- Que cuando veníamos de camino me encontré con una mujer y su marido que eran muy pobres. Los echaban de todas las posadas, entonces a mí me dio tanta pena que le di mi corona de oro.
BALTASAR.- Mira que eres tonto. Y ahora. ¿Qué vas a hacer? Un rey sin corona ni es rey ni es nada, y además ahora ¿qué le vas a regalar al niño Jesús?
GASPAR.- Sí porque si no le regalas nada te quitarán la licencia de Rey Mago y ya no podrás traerles juguetes a los niños. Eres un desastre macho.
MELCHOR.- No sé. No tengo en el bolsillo nada más que esta canica se la puedo dar al niño y a su madre le daré esta flor. Tomadlos por favor porque no tengo otra cosa.
(Ofrece al niño sus regalos)
HADA. – No te preocupes rey Melchor, aquí tienes tu corona de oro. Ya puedes regalársela al niño Jesús.
MELCHOR. – Gracias hada Navidad. Niño Jesús te
ofrezco mi corona de rey porque a la vez que Dios y hombre serás el rey del mundo.

NARRADOR.- Y así fue como el rey Melchor recuperó su corona, se la ofreció al niño Jesús y de esta manera pudo seguir trayendo juguetes a todos los niños.

                             FIN


UN PAÍS LLAMADO NAVIDAD
PRESENTADOR. - ¡Buenos días a todos ¡ Padres y madres, niños y niñas! Los alumnos de quinto vamos a representar una obra de teatro que se titula “Un país llamado Navidad”.
  Es una obra que se desarrolla en un país imaginario y fantástico, con ella queremos felicitaros la  Navidad, esperamos que os guste y os pedimos que guardéis silencio y que apaguéis los móviles.
NARRADOR I. – El País llamado Navidad no era un país cualquiera, era un país que estaba lleno  de árboles, flores, mariposas y ardillitas que no paraban de jugar.
PRESENTADOR. – (Con tono irónico) ¡Igualito que en un cuento de hadas!
NARRADOR II. – También vivían en este país: hombres trabajadores, mujeres guapas y hacendosas, niños que iban a la escuela y luego jugaban por los parques, hadas, políticos sinceros y honrados y mucha gente buena.
PRESENTADOR. - ¡No me lo puedo creer!
NARRADOR II. – ¿Qué es lo que no puedes creer? ¿Qué hubiera hadas?
PRESENTADOR. – No, las hadas son frecuentes en los países imaginarios y fantásticos como el que habéis descrito, lo que no me creo que hubiera en ese país por muy imaginario que fuera  políticos sinceros y además honrados.
NARRADOR. II – Pues es verdad, y creo que si sigues poniendo en duda lo que decimos es mejor que te vayas.
PRESENTADOR. - ¡Vale, vale! Ya me voy, tampoco es para tanto. (Sale del escenario)
NARRADOR I. – Pero sobre todo lo que más destacaba en él era que todos sus habitantes vivían felices porque habían descubierto el secreto de la felicidad.
NARRADOR II. – Este bonito país estaba gobernado por un hada muy buena, muy buena y por un sabio muy sabio.
NARRADOR I. – Aquel día, como siempre el hada y el sabio se sentaron en el salón de audiencias para recibir a todos los que necesitasen hablar con ellos.
(Suben al escenario el hada y el sabio y se sientan en el centro en dos sillones que le tenemos preparados)
NARRADOR II. – Los primeros que vinieron a hablar con ellos fueron dos humildes campesinos.
MAYORDOMO. – Perdón mis majestades excelentísimas pero han venido dos humildes campesinos y quieren entrar.
HADA. – Pues que entren y déjate de tantos cumplidos.
MAYORDOMO. – ¡Pero si vienen vestidos de campesinos, con sombreros de paja y todo!
SABIO. – Es lo mismo que pasen, no los hagas esperar.
CAMPESINOS. - ¡Buenos días hada! ¡Buenos días sabio!
SABIO. - ¡Buenos días campesinos!
HADA. - ¿Cómo es que habéis venido a vernos? ¿Necesitáis algo?
CAMPESINO I. – No necesitamos nada, íbamos a trabajar a nuestros campos y nos dijimos vamos a hacerle una visita a nuestros gobernantes.
CAMPESINO II. – Si porque la verdad es que ya tenemos plantado el trigo y las lechugas y no tenemos mucha prisa.
SABIO. – Pues muy bien,  estamos encantados de que hayáis venido. Sentaros con nosotros.
(Los campesinos se sientan con ellos en sillas preparadas)
NARRADOR I. – A continuación vinieron a visitarlos dos amas de casa.
MAYORDOMO. – (Con mal humor) Mis ilustres Majestades reverendísimas, hora han venido dos amas de casa corrientes y molientes que dicen que solicitan audiencia. ¡Esto es el colmo! ¿Las echo a patadas?
HADA. – No hombre, no. Diles que pasen. Y déjate de tantos tratamientos.
MAYORDOMO. – ¡Pero si son simples amas de casa que seguro vendrán a marujear!
SABIO. – Pues bueno diles que pasen a ver qué nos cuentan.
MAYORDOMO. – (De mal humor)¡Pues bueno que pasen! Yo no se qué pinto  aquí cuando se supone que estoy para ponerle pegas a la gente.
(Suben al escenario dos amas de casa que traen una bolsa cada una)
AMAS DE CASA. - ¡Buenos días hada! ¡Buenos días sabio!
HADA. - ¡Buenos días! ¿Qué tal estáis? ¿Tenéis algún problema y necesitáis ayuda?
AMA DE CASA I. – No, no tenemos ningún problema, simplemente que íbamos de compras y pasábamos por aquí y le dije yo a mi vecina Encarna; ¿por qué no entramos a ver a nuestros gobernantes? y por eso entramos.
AMA DE CASA II. – Si y yo por el camino le he venido diciendo que ayer hice unas empanadillas de atún que me salieron riquísimas, vamos como para chuparse los dedos.
SABIO. - ¿Y os las comisteis todas?
AMA DE CASA II. – Si me hubiera descuidado, mi marido y mis hijos hubieran limpiado el plato en un momento pero dije para mí voy a guardar unas pocas para llevárselas a nuestros gobernantes y aquí las he traído. (Saca de la bolsa unas pastas o galletas y las pone en un plato)
SABIO. – Pues qué bien nos vienen porque ya tenía yo ganas de tomarme una tapita que esto de las audiencias cansa mucho. (Toma una, la prueba y dice) ¡Riquísimas!
AMA DE CASA I. – Pues  yo mañana te hago unas croquetas  tan buenísimas que te vas a chupar los dedos.
NARRADOR I. – En esto estaban tan tranquilitos comiendo y hablando de empanadillas y de croquetas cuando el mayordomo anunció otra visita.
MAYORDOMO. – Pide ser recibido por sus majestades uno que dice que es el alcalde pero que no tiene pinta de nada de mucho alguacil o herrero porque viene con un mono lleno de grasa.
HADA. – Claro que es el alcalde, es mi amigo… (Nombre real del niño) Que pase, que pase. (Sube al escenario el niño que hace de alcalde)
ALCALDE. - ¡Buenos días a ti hada al señor sabio y a todos los presentes!
SABIO. – Buenos días a ti alcalde. ¿Cómo es que vienes con el mono del trabajo puesto y  lleno de manchas? ¿Necesitas algo?
ALCALDE. – Pues vengo así porque esta mañana se ha averiado el autobús escolar que precisamente llevaba a los niños de excursión y como yo entiendo algo de mecánica pues se lo he estado arreglando y por eso vengo así de sucio. Perdonadme.
SABIO. – No te preocupes y siéntate con nosotros. (Se sienta con ellos)
NARRADOR I. – Como podéis ver las audiencias en el país llamado Navidad eran diferentes a las de los demás países. A continuación…(Se queda callado porque sube al escenario el cartero seguido del mayordomo que viene peleando detrás)
MAYORDOMO. – (Con gestos de enfado y voz alta) Que te he dicho que tienes que esperarte a que yo te anuncie para ver si te dan permiso los señores. Son las normas. Hay que seguir el protocolo.
CARTERO. – (También con voz muy alta) De eso nada que yo soy el cartero y tengo permiso concedido de siempre y además hoy traigo noticias muy urgentes.
HADA. – Pero ¿qué pasa? A qué vienen esas voces.
MAYORDOMO. – Nada que a mí me toman ya por el pito el sereno y se me cuelan todos en el palacio como Pedro por su casa.
SABIO. – Hombre mayordomo, no ves que es el cartero que viene a traernos  la correspondencia y todas las noticias de los otros países. Tienes que dejarlo pasar.
CARTERO. – Pues eso le he dicho yo y el tío pesao este se pone cansino que si las normas que si el protocolo.
HADA. – Bueno no peleéis más y Tú, cartero, di a lo que vienes.
CARTERO. – Vengo a dos cosas; primero a traeros la correspondencia que son más de doscientas cartas que os escriben de todos los países del mundo y que  van a hacer que venda la moto. Con lo que me gusta a mi mi moto pero con tantas cartas ya no puedo…
SABIO. – Deja ya la moto y dinos la segunda cosa.    
CARTERO. – A, sí, ya se me olvidaba, es que cuando venía hacia aquí a toda pastilla con mi moto he descubierto a un anciano que venía andando por el camino de las montañas.
HADA. - ¿Quién podrá ser? ¿Será mi amigo el mago  anciano?
NARRADOR II. – Efectivamente el anciano que se acercaba era el gran sabio Merlín, amigo del hada y traía un aspecto muy cansado.
MAYORDOMO. – Pide ser recibido en audiencia el mago Merlín. ¿Se le concede?
SABIO. – Déjate de protocolos y que pase, que pase.
(El mago Merlín no entra y se miran unos a otros durante cinco segundos, extrañados)
MAYORDOMO. - ¡Vaya hombre para uno que pide audiencia como es debido ahora no quiere entrar¡
HADA. – No hombre, lo que pasa que está tan cansado que no puede andar. ¡Corre y ayúdale!
(Suben los dos, el mayordomo ayudando al mago, muy despacio)
MAGO. - ¿Qué cansado vengo? Ya pensé que no llegaba. ¡Por fin estoy a salvo!
HADA. – Cuéntanos, ¿Qué es lo que te ha pasado?
MAGO. – Vengo del país del rey Arturo que ha sido atacado por los poderes del mal, lo han destruido todo, es un desastre y lo peor es que  pronto llegarán aquí.
SABIO. – Pero, ¿Quiénes son los poderes del mal?
MAGO. – También los llaman los ladrones del tiempo.
HADA. - ¿Los ladrones del tiempo?
MAGO. – Si le roban el tiempo a las personas lo que es lo mismo que quitarles la vida y luego las esclavizan, las privan de libertad y ya nunca vuelven a ser como eran antes.
SABIO. – Y ¿cuántos son?
 MAGO. – Los más poderosos son tres.
HADA. - ¿Y qué aspecto tienen? ¿Son feos, con cara de malos, barba de varios días y dicen palabrotas?
 MAGO. – Todo lo contrario, son jóvenes atractivos, elegantes y muy bien educados. Ese es su mayor peligro que pillan a la gente desprevenida.
SABIO. – Entonces tendremos que andar con cuidado. Muchas gracias por avisarnos. Y ahora permite que te invitemos a comer y luego te echas una siestecita porque tienes cara de estar cansado.
HADA. – Que vengan las doncellas.
UNA DONCELLAS. - ¿Qué queréis majestad?
HADA. – Acompañad al mago al comedor y servidle la comida más exquisita que haya en la cocina.
OTRA DONCELLA. – Así lo haremos majestad.
AMA DE CASA. – Antes de iros probad una empanadilla. Tomad. (Le da una empanadilla)
MAGO. – Muchas gracias, la empanadilla está buenísima y vos Hada os  agradezco que me invitéis a comer porque es verdad que necesito comer y descansar. ¡Adiós! (Sale el mago del escenario acompañado de las doncellas)
NARRADOR I. – Cuando se fue el mago, al poco tiempo entraron en el salón de audiencias, sin avisar, y sin que se enterara el mayordomo tres fantasmas auténticos y verdaderos que traían la intención de asustarlos a todos.
FANTASMA I. -  (Se coloca detrás del alcalde) ¡Uuuuuuu! Soy el fantasma de la crisis, que sepas que te quedarás sin trabajo.
ALCALDE. – ¡Ja, ja! Pues qué bien, ya iba siendo hora de tomarme unas vacaciones.
FANTASMA I. – Y además pasaréis hambre.
AMA DE CASA I. - ¡Ja, ja! Mientras pueda yo hacer empanadillas y mi vecina croquetas no pasará nadie hambre. Solo tienen miedo a la crisis y al hambre los que tienen un corazón egoísta. 
FANTASMA I. - ¿Entonces no os doy miedo, no os asustáis?  
TODOS. – Nada de nada.
FANTASMA II. – (Se coloca detrás del Sabio) ¡Uuuuuuu! Yo soy el fantasma de la guerra. Os anuncio que iniciaréis una guerra y os destruiréis los unos a los otros.
SABIO. – Lo dudo mucho porque en este país somos todos muy pacíficos,  vivimos muy tranquilitos comiendo croquetas  y no vamos a iniciar ninguna guerra. Solo emprenden las guerras los gobernantes que tienen odio en su corazón (Pregunta a los demás) ¿Vosotros queréis guerra?
AMA DE CASA. – ¿Desde cuando las amas de casa organizan guerras? Ni hablar.
FANTASMA II. - ¿Entonces tampoco os asustáis de mí?
TODOS. – Nada de nada.
FANTASMA III. – (Se coloca detrás del Hada) Pues yo soy el fantasma de la Soledad. Viviréis solos en un mundo lleno de gente. Os caeréis en la calle y nadie vendrá a levantaros.
HADA. – Eso no sucederá en nuestro país mientras abramos nuestros corazones a los demás. Aquí vivimos felices porque nos ayudamos unos a otros.
FANTASMA III. – ¿Entonces tampoco yo os doy miedo?
TODOS. – Nada de nada. ¡Adiós fantasmas! No habéis conseguido asustarnos. (Salen los fantasmas)
NARRADOR II. – Los fantasmas se fueron por donde habían venido sin conseguir asustar a nadie pero al instante entró el mayordomo con los brazos en alto.
(Suben al escenario el mayordomo con los brazos en alto seguido de tres ladrones que lo apuntan con sus pistolas)
SABIO. - ¿Qué te pasa mayordomo?
MAYORDOMO. – Es que…(Mueve la cabeza indicando a los ladrones)
LADRÓN I. - ¡Alto ahí que nadie se mueva!
TODOS. - ¡Ja, ja, ja!
LADRÓN II. - ¡Quietos todos y arriba las manos!
TODOS. - ¡Ja, ja, ja!
LADRÓN III. - ¡No os riáis que esto va en serio y es un atraco!
AMA DE CASA I. - ¿Y qué es un atraco?
LADRÓN I. – Pero bueno ¿en qué país vives tú que no sabes ni lo que es un atraco.
AMA DE CASA II. – Siempre hemos vivido aquí en el país llamado Navidad y como aquí nunca hay atracos…
LADRÓN II. - ¿Y no veis la tele tampoco? Porque en la tele salen: robos, atracos y gente peleándose y diciendo palabrotas a todas horas.
CAMPESINO I. -  Pues por eso no la vemos. Para lo que hay que ver.
LADRÓN III. – Bueno dejaros de rollos y dadnos todo el dinero y las joyas que tengáis porque hemos venido a robaros.
HADA. – No tenéis que robarnos nada os regalamos nosotros todo lo que queráis. Toma yo os doy mi corona de oro. ( Se la da) Venga vamos a regalarles a estos señores ladrones todo lo que quieran.
LADRÓN I. – Un momento, ¿nos vais a dar todo sin protestar?
SABIO. – Claro que si, en nuestro país somos así. Y decirle al mayordomo que baje ya las manos que se le cansan.
LADRÓN I. – Puedes bajar las manos.
LADRÓN II. – ¿Y no os vais a quedar tristes y furiosos?
ALCALDE. – No esto es Navidad.
LADRÓN III. - ¿Por lo menos llamaréis a la policía?
ALCALDE. - ¿Para qué?
LADRÓN I. – (Dirigiéndose a los otros ladrones) Pues ¿sabéis lo que os digo? Que robar así no tiene gracia, no es emocionante.
LADRÓN II. – Lo bonito es robar y que luego te persigan y que llamen a la policía, a mí también me entran ganas de dejar de ser ladrón.
HADA. – Y la perra que han cogido con que llamemos a la policía, pues ordeno que venga la policía. Mayordomo llama a la policía.
MAYORDOMO. - ¡Policía, policía! ¡Que venga la policía!
(Suben dos policías al escenario, despacio, saludando a todos y luego se dirigen al Hada)
POLICÍA I. - ¿Qué queréis majestad?
HADA. – Quiero que persigáis a estos señores ladrones.
POLICÍA II. - ¿Por dónde los perseguimos?
HADA. – Por donde ellos quieran.
LADRÓN III. – Pues se supone que nos tenéis que perseguir por las calles tocando la sirena, armando mucho follón para llevarnos a la cárcel.
POLICÍA I. – Pero si no tenemos cárcel.
LADRÓN I. – Pues nos lleváis a  un calabozo o  una mazmorra, yo que se.
POLICÍA II. - ¿Y por qué no nos vamos al bar y nos tomamos una café y nos hacemos amigos?
POLICÍA I. – Eso, eso mejor que andar por las calles corriendo con el frío que hace.
LADRÓN II. – Pues ¡Hala! Ya está. Dejamos de ser ladrones que esto no tiene gracia.
LADRÓN III. – Toma reina tu corona de oro, que nosotros nos vamos y cambiamos de profesión.
(Policías y ladrones salen del escenario como buenos amigos)
NARRADOR I. – Cuando se fueron los ladrones pidieron audiencia  tres personajes muy bien vestidos.
MAYORDOMO. – Majestades, piden audiencia tres personajes muy bien vestidos que con muchísima educación han cumplido con todo el protocolo. ¿Le digo que pasen?
SABIO. – Un momento, ¿has dicho que son tres?
MAYORDOMO. – Si, dos hombres y una mujer.
SABIO. – Pregunta sus nombres.
(Sale el mayordomo y vuelve al momento)
MAYORDOMO. – Se llaman el señor Consumismo, la señora Doña Lujosa y el señor Político.
SABIO. – (Dirigiéndose al Hada) Lo que me temía son los Poderes del mal y ladrones del tiempo.
HADA. – Entonces no los dejes entrar.
MAYORDOMO. – De eso nada, han cumplido todas las normas, van bien vestidos, son educados, le digo que pasen. (Sale y vuelve con los tres) Majestades deben recibir y escuchar a estos tres personajes que quieren hablar con todos ustedes.
SABIO. – Bueno pues que hablen.
SEÑOR CONSUMISMO. – Con el permiso de sus majestades me atrevo a presentarme. Soy Consumismo y como mi nombre indica me encanta tener de todo. En mi casa tengo tres coches, diez televisores, uno en cada habitación, cinco móviles de última generación, siete cuartos de baño y hasta un helicóptero. Y vengo a deciros que todos vosotros podéis tener lo mismo que yo.
DOÑA LUJOSA. – Yo soy Lujosa, como podéis ver tengo abrigos de visón, pendientes, collares, pulseras y brazaletes de oro, diamantes y todas las piedras preciosas más caras del mundo. No reparo en gastos. Vengo a deciros también que todas vosotras podéis tener lo mismo si queréis.
SEÑOR POLÍTICO. – Yo como mi nombre indica soy político. Tengo coche oficial, vuelo gratis en los aviones,  un montón de millones de euros en los bancos de Suiza y un montón de cosas más que me callo porque dicen que tenemos mala fama.
HADA. – Pero para tener todo eso hace falta mucho dinero. ¿Me queréis  explicar cómo lo conseguimos?
SEÑOR CONSUMISMO. – Pues trabajando.
HADA. – Hace falta  emplear mucho tiempo en el trabajo para ganar dinero con el que comprar todo lo que dices. Ya no tendríamos tiempo para sentarnos a hablar y tomarnos unas empanadillas. Iríamos por la calle siempre con prisas porque dejaríamos de ser libres. Seríamos esclavos vuestros.
SEÑOR POLÍTICO. – Pues si no queréis dedicar el tiempo a trabajar haced lo que yo, cobrad comisiones y evadir impuestos.
SABIO. – Entonces perderíamos nuestra dignidad, nos daría vergüenza mirar a los ojos a nuestros amigos y a nuestros hijos, desconfiaríamos unos de otros y dejaríamos de ser felices. Nuestro país llamado Navidad desaparecería y se convertiría en un país más lleno de gente desgraciada. No, nos interesan ni vuestro consumo, ni vuestro lujo ni vuestro dinero, por lo tanto os ordeno que salgáis de nuestro territorio y no volváis nunca más.
HADA. – Policías, guardianes venid todos y echad de nuestro país a estos personajes que pretenden destruirnos.
(Vienen otra vez los policías y si se quiere algún otro niño disfrazado de guardián y se llevan a los personajes malignos)
SABIO. – Y ahora que ya se los han llevado y no hay peligro desde el País llamado Navidad os deseamos a todos…(Todos juntos) ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

FIN