LOLA LA DE FRASQUITO

FALTA EL DIBUJO DEL POSIBLE ESCENARIO QUE COLGARÉ EN BREVE.

Esta obra, muy graciosa por cierto, la escribí el curso pasado 2.009-2.010 y la representaron en la fiesta de fin de curso los alumnos de 4º de mi colegio. C.I.P. Virgen de las Nieves de Granada.

COMPETENCIAS. - Bueno, de hecho se tratan cantidad de competencias. Se trata con sorna el tema de la igualdad de género y varias cosas más que espero descubráis.

VOVABULARIO. - Machista, calzoncillo, "miembra"...
DURACIÓN APROXIMADA. - Es de las más largas. Según el ritmo que cojan puede durar hasta 45 minutos.
DIFICULTAD. - Poca, yo la aconsejaría para niños de tercer ciclo de Primaria.
PERSONAJES:
PRESENTADOR. - Pues eso un niño que presente, yo suelo aprovechar aquellos que no se atreven a representar, los más tímidos, porque leyendo se sienten más seguros.
LOLA. - Niña con gracia, desenvoltura, salero..., ya me entendéis.
NARRADOR. - Lo mismo que para el presentador.
VECINA. - Niña normal.
FRASQUITO. - Niño tranquilo o con cierta gracia.

PRESENTADOR. - ¡Buenos días! Señoras y señores, profesoras y profesores, niños y niñas, miembros y miembras de este colegio los alumnos y alumnas tal curso vamos a representar una obra que se titula “Lola la de Frasquito”

LOLA. – ¡Alto ahí que esto yo no lo puedo tolerar! Yo no me llamo Lola, me llamo Dolores de Cuellar y Bustamante que no es lo mismo.

PRESENTADOR. – Vale y yo qué culpa tengo de eso.
LOLA. – Pues si tienes culpa porque eres un hombre y por lo tanto un machista.
PRESENTADOR. – Mire usted señora que yo pasaba por aquí y me dijeron que presentara esta obra de teatro y eso es lo que he hecho por lo tanto no tengo culpa de nada.
LOLA. – No si eso es lo que decís todos yo no tengo culpa de nada, yo pasaba por aquí, pero en realidad sois todos los hombres iguales unos inútiles y unos machistas.
PRESENTADOR. – Señora ¡que yo no soy un machista de esos!
LOLA. – Pues claro que lo es.
PRESENTADOR. – No lo soy o ¿es que no se ha enterado cuando he presentado este teatro que he dicho bien claro lo de miembros y miembras?
LOLA. – Si he oído lo de miembras pero usted ha dicho una cosa peor y mucho más grave.
PRESENTADOR. - ¿Y qué cosa es esa que he dicho? Además habrá sido sin querer.
LOLA. – No lo ha dicho sin querer, lo ha dicho bien claro y fuerte que iba a presentar la obra de teatro titulada Lola la de Frasquito.
PRESENTADOR. - ¿Y qué tiene eso de malo?
LOLA. – Tiene de malo que, mi vida es real, nada de teatro.
PRESENTADOR. –¿Entonces esto no es un escenario? ¿Y no se va a representar aquí una obra de teatro?
LOLA. – No, esto no es un escenario, es mi casa y además de un momento a otro va a entrar por esa puerta mi marido, así es que ¡hala! Ya se puede ir largando.
PRESENTADOR. - ¡Vale, vale, ya me voy!
(Sale el presentador y Lola se queda sola en el escenario, coge la escoba y se pone a barrer)
NARRADORA. – Esta es la historia de una mujer que como todas las mujeres del mundo no se sentía suficientemente valorada y comprendida.
LOLA. – Esto es el colmo mira que decir que esto es teatro. No me lo puedo creer.
VECINA. - ¿Qué es lo que no puedes creer?
LOLA. - ¡Qué susto me has dado! ¿Por dónde has entrado?
VECINA. – Por la puerta que da la causalidad que estaba abierta. ¿Qué te creías que había caído por la chimenea?
LOLA. – Mira no me hagas reír que no estoy para bromas.
VECINA. - ¿Qué te pasa?
LOLA. - Pues me pasa que al día siguiente de casarme con mi marido la gente ya no me llama Dolores sino la Lola de Frasquito.
VECINA. – Pues mira creo que ahí tienes razón en estar enfadada.
LOLA. – Pues claro que tengo razón yo, por mis apellidos procedo de una de las familias más importantes del mundo pero fue casarme y ahí se acabó todo.
VECINA. - ¿Y qué es lo que te pasó?
LOLA. – Pues que mi marido me encerró en esta casa y no hago otra cosa que barrer, planchar, fregar los platos y lavarle los calzoncillos al burro de mi marido.
VECINA. – Pues me parece muy injusto.
LOLA. – Pues claro que es injusto pero se va a acabar digo si se va a acabar, desde hoy mismo pienso rebelarme.
VECINA. - ¿Y contra quién piensas rebelarte?
LOLA. – Contra el borrico de mi marido que es el que tiene la culpa de todo.
VECINA. - ¿Y qué piensas hacer?
LOLA. – Pues he pensado que como mi marido es un machista yo me voy a hacer feminista.
VECINA. – Pero mujer ¿qué te hace tu marido para que te pongas así?
LOLA. – ¿Que qué me hace? Pues lo vas a ver. Dentro de poco aparecerá por esa puerta y sin darme un beso si quiera me dirá ¡Qué cansado vengo! Anda ponme una cervecita.
VECINA. – Mujer será que viene muy cansado y necesita descansar y tomarse una cervecita.
LOLA. – Eso es imposible.
VECINA. - ¿Por qué?
LOLA. – Porque es funcionario y lo único que hace en la oficina es leer el periódico.
LOLA. – Pero mira por ahí viene, vas a ver como es verdad lo que te he dicho.
NARRADORA. – En ese mismo momento entró el marido de Lola que venía del trabajo.
(Aparece el marido en el escenario y dice)
FRASQUITO. - ¡Qué cansado vengo! Anda ponme una cervecita.
LOLA. – ¿Te convences ahora? ¿Ves como es verdad? Y ahora se sentará en el sillón y me dirá: Quítame los zapatos y ponme las zapatillas.
VECINA. - ¿Eso hace?
LOLA. – Lo vas a ver.
FRASQUITO. – Lola, anda quítame los zapatos y ponme las zapatillas.
VECINA. – Desde luego tenías razón tu marido es un machista.
LOLA. – Si pero esto se va acabar ahora mismo.
VECINA. – ¿Le vas a echar una pelea?
LOLA. – No me voy a pelear, solo le voy a cantar las cuarenta en bastos.
VECINA. – Pues eso lo que yo decía que va a ver pelea y yo me voy no vaya a pillar algo.
(Se va la vecina)
LOLA. – (Dirigiéndose al público) A continuación mi marido me dirá: Lola pon la televisión y ráscame la espalda. Y se va a enterar ese digo que si se va a enterar.
FRASQUITO. – Anda Lola pon la televisión y ráscame la espalda que me pica.
LOLA. – No me da la gana.
MARIDO. – Pero bueno ¿qué mosca te ha picado? ¿A qué viene eso?
LOLA. – Viene a que me acaba de picar la mosca feminista y me ha dicho que tú y yo vamos a hablar ahora mismo de hombre a hombre.
FRASQUITO. – Eso no puede ser.
LOLA. - ¿Por qué?
FRASQUITO. – Porque en esta casa no hay más pantalones que los míos.
LOLA. – Con que si. Pues de ahora en adelante yo me voy a poner los pantalones todos los días.
FRASQUITO. – Bueno entonces habla ¿qué es lo que me tienes que decir?
LOLA. – Te tengo que decir que eres un machista.
FRASQUITO. – Pues vale y ¿qué más?
LOLA. – Que de hoy en adelante en esta casa se ha terminado lo de ser machista. Desde ahora vamos a compartir todas las tareas del hogar.
FRASQUITO. – Vale pues muy bien.
LOLA. – Yo hago unas cosas y tú otras. ¿De acuerdo?
FRASQUITO. – Bueno.
LOLA. –¿No protestas? ¿te parece bien?

FRASQUITO. – No me parece muy bien pero bueno.

LOLA. – Así me gusta pensaba yo que eras un machista y veo que a lo mejor la culpa la tenía yo por tenerte tan consentido.

FRASQUITO. – ¿Ya hemos terminado de hablar de hombre a hombre?

LOLA. – Si ya hemos terminado.

FRASQUITO. – Pues entonces venga sírveme la comida bien calentita, luego me pones la televisión y cuando termine de comer mientras tu friegas los platos yo me hecho una siestecita.

LOLA. – Pero bueno tendrás cara. ¿No hemos quedado que íbamos a compartir las tareas de la casa?
FRASQUITO. – Si claro.
LOLA. – Pues entonces vamos a poner la mesa entre los dos, tu pones los cubiertos y las servilletas y yo los platos, luego yo te sirvo la sopa y tu me pones un poquito de vino y al final yo traigo el postre.
FRASQUITO. – Mira Lola déjate de tonterías lo mejor será que tu pongas la comida como todos los días y luego yo si quieres te friego los platos.
LOLA. – Pues no me parece bien pero bueno por algo hay que empezar, vale.
(Hacen como que comen)
LOLA. - ¿No tienes nada que decir?
FRASQUITO. - ¿Y qué quieres que diga?
LOLA. – Quiero que me digas que te gusta mucho la comida que para eso he estado toda la mañana cocinando.
FRASQUITO. – Bueno.
LOLA. - ¿Qué significa bueno?
FRASQUITO. – Pues que no está mala.
LOLA. – Si dices que no está mala será porque te parece buena.
FRASQUITO. – Pues tampoco.
LOLA. – Ya estamos aclárate hijo que no hay quien te entienda.
FRASQUITO. – Pues eso que no está mala pero tampoco buena.
LOLA. – Tu lo que pasa es que nunca me dices nada bueno porque eres un machista.
FRASQUITO. - Ya empezamos otra vez con lo del machismo.
LOLA. – Bueno, ¿has terminado ya de comer?

FRASQUITO. – Si.

LOLA. – Pues entonces recoge la mesa y friega los platos.

FRASQUITO. – Mira lo he pensado mejor y creo que dejaré de ser machista mañana o la semana que viene.

LOLA. - ¿Entonces no piensas fregar los platos?
FRASQUITO. – No
LOLA. – Muy bien pues entonces yo me hago feminista y no pienso hacerte la comida, ni la cama, ni servirte una cervecita, ni rascarte la espalda ni nada de nada.
FRASQUITO. – Pues si tú ya no me vas a poner la cervecita cuando venga del trabajo, ni ponerme las zapatillas ni rascarme la espalda mi vida ya no tiene sentido y yo me muero.
LOLA. – ¿Qué tú te vas a morir? ¡No me lo puedo creer!
FRASQUITO. – Pues ahora mismo me muero, quita los platos que me voy a morir encima de la mesa.
LOLA. – Quítalos tú que yo me he hecho feminista y ya no te obedezco.
FRASQUITO. – Esto es el colmo, ¿quién le habrá metido en la cabeza esas ideas a mi mujer? Bueno pues yo quito los platos y ahora me muero.
(Quita los platos, se acuesta sobre la mesa y se hace el muerto)
FRASQUITO. – Ya estoy muerto, que lo sepas.
LOLA. - ¡Ja, ja, ja! Me río yo de este muerto.
FRASQUITO. – Pues no te rías que es verdad.
LOLA. – Si es verdad que estás muerto ¿por qué hablas? Los muertos no hablan.
FRASQUITO. – Es verdad. Pues ahora mismo me callo para siempre.
LOLA. – Vale pues yo ahora me pongo a cantar y a bailar de la alegría que me da de que te hayas muerto. (Se pone a cantar poropopo poroporopopero)
FRASQUITO. – ¿No te da vergüenza?
LOLA. - ¿De qué?
FRASQUITO. – De que se haya muerto tu marido y tú te pongas a cantar tan tranquila. Deberías ponerte a llorar.
LOLA. – Pues ya ves, no lloro y además me río. Además como no te callas pues no se me mete en la cabeza de que estás muerto.
FRASQUITO. – Es que siempre se me olvida de que me he muerto. Tengo muy mala memoria pero ahora ya me callo.
LOLA. – Lo que tú tienes es mucha cara.
FRASQUITO. – (Hace un gesto SSSSSSSSSSSSSS) No me tires de la lengua que estoy muerto.
LOLA. - ¿Vas a seguir muerto todo el día?
FRASQUITO. – Sí y deja de hablarme ya de una vez es que ya no puede uno ni morirse tranquilo.
LOLA. – Muy bien pues entonces voy a avisar al médico para que firme el certificado de defunción.
FRASQUITO. – (Hace un gesto de que lo deje en paz)
LOLA. – (Hace como que llama por teléfono) ¿Es usted el médico? Pues entonces haga el favor de venir a mi casa que se ha muerto mi marido.
(Sube el médico al escenario)
NARRADORA. – A los cinco minutos llegó el médico diciendo que tenía mucha prisa.
MÉDICO. - ¡Buenos días señora! Dígame donde está el muerto que yo tengo mucha prisa.
LOLA. – Está ahí sobre la mesa. Mírelo.
MÉDICO. – Un muerto sobre la mesa del comedor. ¡Qué raro! Dígame ¿qué le pasó? ¿De qué se ha muerto?
LOLA. – De nada. Solo dijo que se moría y se murió.
MÉDICO. – Le habrá dado un ataque al corazón, pero esto es muy raro, no tiene cara de muerto.
LOLA. – Pues eso digo yo pero lo he llamado para que certifique que está muerto.
MÉDICO. – Antes tengo que comprobarlo. Vamos a ver. (Le levanta un brazo y se le cae, le levanta una pierna y también se le cae) Si parece que está muerto. Voy a hacerle otra prueba. (Se acerca al oído del muerto y le dice)
¡Marrano, pedorro, cabezón!
(El muerto no dice nada)
Si, parece que está muerto de verdad. Voy a firmar el certificado de defunción. Tenga usted. Son cien euros.
LOLA. - ¡Que caro! ¿Tanto cuesta morirse?
MÉDICO. – Si señora que se ha puesto muy cara la vida y también la muerte.
LOLA. – Pues tenga usted. ( Le da el dinero y se despide el médico)
MÉDICO. - ¡Adiós! Señora le doy mi más sentido pésame!
NARRADORA. – Cuando se fue el médico Lola intentó de nuevo convencer a su marido para que dejara de hacerse el muerto.
LOLA. – Mira lo que has hecho, cabezón que eres un cabezón, tu muerte me ha costado ya cien euros. Deja ya de hacer el tonto y ponte a fregar los platos.
FRASQUITO. – De eso nada prefiero seguir muerto.
LOLA. – Mira que aviso a la funeraria.
FRASQUITO. – Pues avísala, me da lo mismo.
LOLA. – Ahora mismo aviso a los de la funeraria voy a llamar por teléfono. (Hace como que llama por teléfono) ¿Es ahí la funeraria? Pues entonces vengan a mi casa que tengo un muerto y lo tienen que llevar al cementerio.
(Viene el de la funeraria)
NARRADORA. – A los pocos minutos llegó el funerario para tomar nota de todos los detalles para el funeral.
FUNERARIO. - ¡Buenos días señora! Soy de la funeraria “El muerto alegre” ¿Dónde está el muerto?
LOLA. – Está aquí sobre la mesa. Mírelo.
(El de la funeraria examina al muerto)
FUNERARIO. – Vaya es la primera vez que veo un muerto en la mesa del comedor. ¿Cómo fue eso?
LOLA. – Pues nada que le entró prisa por morirse y se murió aquí en la mesa que no quiso ni meterse en la cama.
FUNERARIO. - El caso es que tampoco tiene mucha cara de muerto. ¿De qué murió?
LOLA. – De nada. Se encabezonó que quería morirse y se murió tal cual.
FUNERARIO. – Hay que ser cabezón y tonto de capirote pero bueno allá él. Vamos al asunto. ¿Cómo quiere el ataúd?
LOLA. – El más barato que tenga.
FUNERARIO. – Entonces uno de cartón ¿Quiere que le pongamos alguna corona de flores?
LOLA. – Ninguna. Solo quiero que le pongan un letrero encima del ataúd.
FUNERARIO. - ¿Y qué quiere que pongamos en el letrero?
LOLA. – Quiero que pongan. “Murió por machista y por no querer fregar los platos”
FUNERARIO. – Muy bien señora. Otra cosa. ¿Qué coche fúnebre quiere que le mandemos? Una limusina, un mercedes, un seiscientos…
LOLA. – Quiero lo más barato que tengan.
FUNERARIO. – Lo más barato que tenemos es una carretilla pero es chica y se le salen las piernas fuera al muerto.
LOLA. – Es igual él no se entera de nada, mándeme la carretilla.
FUNERARIO. – Bueno señora, dentro de un momento recibirá usted el pedido y vendremos a llevarnos al muerto. Reciba usted mi más sentido pésame. ¡Adiós!
(Sale del escenario el funerario)
NARRADORA. – Cuando se fue el funerario Frasquito se volvió a pelear con su mujer.
FRASQUITO. - ¿No te da vergüenza?
LOLA. - ¿De qué?
FRASQUITO. – De encargar una carretilla para que me lleven al cementerio. Creo que me merezco por lo menos un mercedes.
LOLA. – Me da la misma vergüenza que te da a ti morirte por no fregar los platos.
FRASQUITO. – Toda la vida trabajando para que te lleven al cementerio en una carretilla, a esto no hay derecho.
LOLA. – Pues no te mueras y así no tendrán que llevarte en la carretilla.
FRASQUITO. – ¿Si resucito tendré que fregar los platos?
LOLA. – Pues claro. Eso lo primero y luego me tendrás que ayudar a limpiar la casa, poner la lavadora y planchar la ropa que es lo que más me cuesta.
FRASQUITO. – Calla, calla, no sigas prefiero seguir muerto.
NARRADORA. – En este preciso momento llamaron a la puerta, eran dos hombres amigos de Frasquito que se habían enterado de que se había muerto y venían a darle el pésame a la viuda.
AMIGO I. – Buenos días Lola nos hemos enterado que Frasquito se ha muerto y hemos venido a darte el pésame.
LOLA. – Muchas gracias por venir.
AMIGO II. – ¿Podemos ver a Frasquito?
LOLA. – Si pasad, está aquí encima de la mesa.
AMIGO I. - ¿Y por qué está aquí encima de la mesa?
LOLA. – Porque le entró tanta prisa por morirse que no quiso irse a la cama.
AMIGO II. – ¿Y de qué enfermedad murió?
LOLA. – De ninguna dijo que se moría y se murió.
AMIGO I. - No me extraña nada Frasquito siempre fue un caprichoso y un cabezón.
LOLA. – Si y además un machista.
AMIGO II. – Tienes razón, Lola, no te de pena porque no has perdido gran cosa, lo entierras y te casas con otro y ya está.
LOLA. Pues eso digo yo que a rey muerto rey puesto. En cuanto lo entierre esta tarde me voy a la discoteca.
AMIGO I. – Muy bien dicho, si quieres vamos contigo y celebramos el acontecimiento.
AMIGO II. – Eso y que Frasquito se fastidie y que se muera de envidia si quiere.
LOLA. – Bueno pues entonces hasta luego, nos vemos a las doce en la discoteca.
AMIGOS. – ¡Adiós!
NARRADORA. – Un minuto después vinieron a ver a Lola dos amigas de toda la vida.
AMIGA I. - ¡Hola Lola! Mira que nos hemos enterado de lo que le ha pasado a tu marido y hemos venido a darte la enhorabuena.
LOLA. – Querréis decir el pésame.
AMIGA II. – No, queremos decir la enhorabuena, que nosotras sabíamos como era tu marido y ahora te vas a quedar como el perro al que le quitan las pulgas.
LOLA. – Pues si amigas, es verdad, estoy loca de contenta. Como que lo tengo aquí muerto y no me entran ganas de llorar ni nada.
AMIGA I. – Pues claro y además ahora tendrás tiempo para venirte con nosotras a marujear por ahí.
AMIGA II. – Eso, si quieres esta misma tarde nos vamos de compras las tres al Corte Inglés.
LOLA. – No puedo, me tengo que quedar para llorar un poquito durante el entierro.
AMIGA I. - ¡Qué dices! Este no se merece ni que lo llores un segundo ya se encargarán de enterrarlo los de la funeraria.
AMIGA II. – Eso, tu te vienes con nosotras y lo dejas ahí solo.
LOLA. – Pues tenéis razón me voy con vosotras, esperarme ahí fuera en la calle que me voy a poner los zapatos de tacón y a pintarme los labios.
(Salen las amigas de Lola)
NARRADORA. – A estas alturas el muerto ya se estaba preocupando un poco.
FRASQUITO. – Lola, ven aquí, ¿qué es eso que estoy oyendo de que te vas con tus amigas al Corte Inglés?
LOLA. – Pues la verdad, que ahora me voy al Corte Inglés y después a la discoteca con tus amigos.
FRASQUITO. - ¿Y no vas a venir a mi entierro?
LOLA. – No porque no te lo mereces por machista y por cabezón.
FRASQUITO. – Desde luego si no lo veo no lo creo.
LOLA. – Pues si no te gusta todavía estás a tiempo, resucitas, friegas los platos y en paz.
FRASQUITO. – Pues no quiero fregar los platos.
LOLA. – Pues entonces a callar.
NARRADORA. – En este momento llegaron los padres de Lola.
FRASQUITO. – Lo que me faltaba, ahora vienen mis suegros.
SUEGRA. – Hija mía que nos hemos enterado que se ha muerto el cabezón de tu marido y hemos venido corriendo.
SUEGRO. – Si y hemos traído una botella de champán para celebrarlo, ¿Estarás contenta de que por fin vuelves a estar soltera, no?
LOLA. – Si claro.
SUEGRA. – Y como dice tu padre, no has perdido nada, porque además creo que Frasquito era un machista.
LOLA. – Si, era un machista y se ha muerto porque no ha querido fregar los platos.
SUEGRO. – Pues ahora que está muerto y no se entera voy a tirarle de las orejas que tenía yo ganas desde hace mucho tiempo.
SUEGRA. – Y yo voy a decirle cuatro cosas que también tenía ganas de decirle.
FRASQUITO. - ¡Alto ahí! Ustedes ni me tiran de las orejas ni me van a decir nada.
SUEGRO. – Pero bueno, ¿no estabas muerto?
FRASQUITO. – Estaba pero acabo de resucitar.
SUEGRA. – Pues vaya mala suerte, vámonos a nuestra casa, se acabó la fiesta.
LOLA. - ¡Un momento! No os vayáis todavía. Esto tiene que aclararse.
SUEGRO. – Qué es lo que se va a aclarar ¿si tu marido ya no está muerto?
LOLA. – Quiero hacerle una pregunta.
FRASQUITO. - ¿Qué me quieres preguntar?
LOLA. - ¿Vas a dejar de ser machista y vas a fregar los platos?
FRASQUITO. – Si y además te voy a ayudar en todas las demás tareas.
LOLA. – Muy bien así me gusta y ahora para celebrarlo tu y yo nos vamos al cine.
FRASQUITO. – Y además le diré a todos que te llamen Dolores de Cuellar y Bustamente en vez de Lola la de Frasquito.
LOLA. – Pues hala vámonos todos y colorín colorado el teatro ha terminado.

FIN





TEATRO EMOCIONAL
DIEZ MANERAS DISTINTAS DE REACCIONAR ANTE UN HOMBRE QUE ESTÁ ORINANDO EN LA CALLE.

PERSONAJES:

NARRADOR-A. Niño o niña que se expresen con claridad.
MEÓN. Niño vestido de hombre mayor.
HOMBRE. Niño disfrazado de hombre.
SEÑORAS. Dos niñas vestidas de mujeres mayores.
POETA. Niño disfrazado de poeta.
MONJA. - Niña disfrazada de monja.
PASOTA. Niño caracterizado de pasota, con los pelos tiesos y ropas anchas.
SEÑORITA FINA. Niña disfrazada de señorita cursi.
NIÑOS. Dos niños bajitos sin disfrazar, con sus mochilas.
VIEJECITA. Niña disfrazada de viejecita. Con sus vestidos negros y su pañuelo negro a la cabeza.
MUJER Y SU HIJA. Dos niñas una de ellas disfrazada de mujer mayor.
GUARDIA O POLICÍA. Niño disfrazado de guardia
o policía

Esta obra pertenece al grupo “Desarrollo de la Inteligencia Emocional” y tienen por primer objetivo  el reconocimiento de las emociones. Todo ello tratado desde un punto de vista divertido y jocoso, y quizás un tanto irreverente. La escribí hace ya más de quince años y la estuve ensayando con niños del segundo ciclo de Primaria en Peñuelas pero al final no me atreví a representarla con público. Tengo que decir que nos lo pasábamos estupendamente en los ensayos  y que mereció la pena. Si hay algún-a valiente que se atreva a representarla me gustaría que me lo dijera.





ACCIÓN

NARRADOR-A. - Esto era una vez un hombre que iba por la calle y le entraron ganas de hacer pipí. Buscó algún lugar donde poder hacerlo pero no había nada. No se podía aguantar. Miró a un lado miró hacia el otro y como en ese momento no vio venir a nadie pues se puso a orinar allí mismo.

MEÓN. - (Hace todo lo que ha dicho el narrador y adopta la postura como si orinara)
NARRADOR-A. - Pero al momento se dio cuenta de que venía por la calle otro hombre.
MEÓN. - (Sigue orinando, se tapa la cara con la mano  y se pone a silbar mirando al cielo) Silba.
NARRADOR-A.- Ante esta escena el hombre experimentó una fuerte emoción de sorpresa.
HOMBRE. - (Meneando la cabeza) ¡Qué bonito eh! ¡Qué bonito! ¡Es que no has encontrado un servicio hombre?
MEÓN. - Pues no. No hay ninguno por todo este barrio.
HOMBRE. - Por lo menos apunta pa otro lado, no vayas a mear a toda la gente que pase.
MEÓN. - En eso tiene usted razón. (Se da la vuelta y apunta para la pared)
HOMBRE. - Acaba pronto que viene más gente.
(Se va el hombre y el meón se queda meando)

NARRADOR-A. - Ahora imaginaros que cuando este hombre estaba orinando pasaron por la calle dos mujeres de cincuenta años.

(El meón adopta la postura de hacer pipí. Aparecen en el escenario dos mujeres)

MUJER I. - Como te iba diciendo tengo que ir a la pescadería para comprarle a mi Antonio dos kilos de boquerones.
MUJER II. - ¡Jesús lo que he visto! (Le hace señas a la otra y le señala al hombre) Un hombre meando.
NARRADOR-A. - Las dos mujeres notaron de pronto la emoción de sorpresa y después la emoción de enojo.
MUJER I. - ¡Qué barbaridad, qué escándalo! ¡A dónde vamos a llegar!
MUJER II. - Desde luego hace falta ser guarro.
MUJER I. - Y tener poca educación. ¡Que sinvergüenza!
MUJER II. - ¡Míralo y se  queda tan tranquilo el tío asqueroso.
MEÓN. - Venga señoras dejarme mear tranquilo.
MUJER I. - Marrano asqueroso. Toma. (Le pega con el bolso)
MEÓN. - ¡Ay! Ya me mee en los pantalones.
MUJER I. - Será marrano ahora mismo llamamos a la policía.
(Se van las señoras del escenario)
NARRADORA. - El hombre siguió orinando y al poco rato pasó por allí un poeta.

(Aparece en el escenario un niño vestido algo estrafalario dando la impresión de ser un poeta con aspecto bohemio, se da una vuelta por el escenario observando al meón luego se para en el centro y :)
NARRADOR-A. - Esta persona también siente la emoción sorpresa pero como es un poeta la sorpresa inicial se transforma en ideas creadoras y se siente ispirado e inventa una poesía.

POETA. -  Salí de casa hace tiempo,
                   iba andando por la acera
                    y de pronto yo me encuentro:
                   un hombre con la picha fuera
                  
                    ¡Oiga, oiga! ¡Caballero!
                    ¿Qué está haciendo por favor?
                    ¿Orinando, por el suelo,                  
                    sin vergüenza ni rubor?
                   
                     ¿Qué razón usted tenía
                    Para ponerse a orinar
                     ¿Tanta gana usted traía
                    que no  ha podido aguantar?
                  
      MEÓN. -
                     Pues señor
                     me vi con tanta gana   
                     y tanta  necesidad
                    que no tengo más razones
                     Ni otras explicaciones
                     Que mee aquí por no  acabar
                     Meándome  los calzones


(Sale el poeta del escenario y se queda el meón)
NARRADORA. - Se fue el poeta después de recitar su poesía y pasó por la calle una monja que se dirigía a su convento.
Con esta escena se pretende representar la emoción de horror.
(Aparece en la calle una monja y se dirige al centro del escenario ve al meón y ...)
 MONJA. - Dios te salve María, llena eres de gracia, el señor es contigo...¿Qué veo? El demonio, se me ha aparecido el demonio.
MEÓN. - ¡Vaya hombre, la que faltaba! Ahora viene una monja.
MONJA. - ¡Fuera de aquí satanás, que no conseguirás arrastrarme al infierno!
MEÓN. - ¡Pero hermana monja que yo no soy el demonio! Solo soy un pobre hombre con ganas de mear.
 (Sale la monja del escenario haciendose cruces)
MONJA. - Esto es pecado, he visto al demonio, perdóname Dios mío. ¡Jesús!
NARRADORA. - La monja se fue escandalizada de allí y al poco rato apareció por la calle un pasota. Este al ver al meón sintió alegría
En esta escena se pretende representar la emoción de alegría.

(Aparecen en el escenario un pasota que ve al meón y se dirige   contento hasta él)

PASOTA. - Pero qué pasa tronco. ¿Qué haces?
MEÓN. Ya lo ves. Es que me moría de ganas y no hay por aquí ningún servicio.
PASOTA. - No si yo te comprendo tío. Yo lo hago siempre. ¿Qué tal se mea en esta calle?
MEÓN. - Muy mal porque pasa mucha gente.
PASOTA. -Que pasa gente qué más da  voy a mear contigo. (Se pone el pasota a mear a su lado) Qué gusto esto está guay del Paraguay.
MEÓN. - Ya he terminado me voy.
PASOTA. - ¡Hasta luego tronco! Yo me quedo un rato más.

NARRADORA. - Resultó que se fue el primer meón y se quedó orinando el pasota, y por la calle no dejaba de pasar gente. Ahora venía una señorita muy cursi.
En esta escena se pretende representar la emoción de asco. 
(Aparece en el escenario una señorita bien vestida con andares muy llamativos se da una vuelta, repara en el meón, se para delante de él)

SEÑORITA CURSI. - ¡Ois, qué barbaridás! ¡ Ois, qué horrors! ¡Ois, ois!
¡Qué cochinoooo!
PASOTA. - ¿Qué le pasa señorita?  ¿Es que usted no mea nunca?
SEÑORITA CURSI. - Es usted un maleducado y un guarro.
PASOTA. - ¡Fuera de aquí, que no puedo mear a gusto! (Hace ademán de que la orina y la señorita sale corriendo)
SEÑORITA. - ¡Ay, socorro que me orina el muy cerdo!
(Sale del escenario la señorita con cara de asco y repugnancia)

NARRADORA. - La señorita se fue corriendo y el pasota continuó orinando, al poco rato pasaron por allí dos niños pequeños que iban al colegio.
En esta escena se pretende representar la emoción de curiosidad.

(Aparecen por el escenario dos niños que se dan una vuelta y se quedan mirandolo descaradamente. Están un rato sin hablar nada.) Lo señalan con el dedo y se ríen. El pasota los mira y no les hace caso. Luego cuando ve que no se van dice:

PASOTA. - ¡Jodeeer!
NIÑOS. - ¡Chis, oye! ¿Qué estás haciendo?
PASOTA. - Joder.
NIÑOS. - Mi mamá dice que eso no se hace.
PASOTA. - (Espera cinco segundos) ¡Joder!
NIÑOS. - Mi mamá dice que eso no se dice que es una palabrota.
PASOTA. - ¡Joder que calle más mala para mear! ¡Niños , largo de aquí que soy un ogro y os como!

NARRADORA. - Por fin el pasota consiguió que se fueran los niños pero al poco rato apareció por la calle una viejecita. La viejecita siente la emoción de enojo.
(Aparece en un extremo del escenario una viejecita que se dirige directamente hacia el meón)
VIEJECITA. - ¡Oiga buen hombre!
PASOTA. - (Hace un gesto como diciendo que lo deje tranquilo pero no dice nada)
VIEJECITA. - ¡Buen hombre!, ¿es que está sordo?
PASOTA. - Un respeto señora que estoy haciendo una necesidad.
VIEJECITA. - ¿Qué dice? Vuelvase que le estoy hablando. (Le chincha en el culo con el bastón)
PASOTA. - ¡Ay! ¡Por su culpa he dejao de mear! (Se vuelve hacia ella)
VIEJECITA. - ¿Qué dice? ¿Qué me quiere violar? Pues conmigo no puedes. ¡Toma y toma violador! (Le pega con el bastón varias veces)
(Salen los dos del escenario pero el pasota regresa y continua orinando)

PASOTA. -¡Vaya con la viejecita por poco me mata a palos! Voy a continuar meando.
(Se coloca otra vez en el mismo sitio y sigue orinando)
NARRADORA. - Volvió el pasota, continuó orinando y al poco rato aparecieron por la calle dos mujeres una madre y su hija.

(Entran en el escenario las dos mujeres)

MADRE. - Te digo hija que en esta ciudad la gente es más educada.
HIJA. - ¿Y eso qué es?
MADRE. - Eso quiere decir que la gente habla educadamente y no dicen groserías como en otros sitios.
HIJA. - Mamá. ¿Qué hace ese hombre?
MADRE. - ¿Qué hombre?
(El pasota se da la vuelta y se pone a orinar de frente)
NARRADOR-A. - La madre  siente la emoción de enojo y la hija de asco.
MADRE. - Está meando. ¡Socorro, un hombre meando!
(La hija hace como que se desmaya)
HIJA. - No lo puedo soportar, yo me desmayo.
MADRE. - ¡Sinvergüenza, asesino! ¡Mire lo que ha hecho con mi hija! Lo voy a denunciar a la policía.
PASOTA. - ¡Joder! Que no me dejan mear tranquilo.
(Salen la madre y la hija del escenario y el pasota sigue orinando)

NARRADORA. - Cuando se fueron la madre y su hija apareció en la calle un policía que venía porque lo habían llamado las mujeres.
POLICÍA. - Yo soy el policía del barrio y me corresponde vigilar esta calle. (Se fija en el pasota y dice) Me han dicho que había aquí un hombre meando.
(Se dirige al público)
¿Es verdad eso?
PUBLICO. - Sii.
POLICÍA. - ¿Y dónde está?
PÚBLICO. - Ahí.
POLICÍA. - ¡Es verdad!  Hay un hombre orinando en la vía pública!. Lo llevaré a la cárcel. ¡Alto ahí!
PASOTA. - ¡Joder, lo que me faltaba! Ahora viene un policía, esta es la calle más mala para echar una meada.
POLICÍA. - ¿No sabe usted que está prohibido orinar en la vía pública?
PASOTA. - Pues verá usted señor guardia es que tenía muchas ganas y me meaba las patas abajo.
POLICÍA. - Nada, nada usted se viene conmigo que lo voy a meter tres días en el calabozo. (Lo coge, hace como que le pone las esposas y se lo lleva.)



NARRADORA. - El teatro  terminado
                               y después de  la función,
                               si somos algo avispados
                               sacamos la conclusión
                               que si en la calle meamos
                               nos  meterán en prisión.





       ( Vienen todos los participantes, saludan alpúblico y se van)

                                                  FIN